Escena: La huerta del Abuelo Bipuzo. El sol de la mañana calienta la tierra húmeda. Se huele a tomillo y tierra mojada. María llega con su esterilla de yoga bajo el brazo y una botella de agua, parece agitada. El Abuelo Bipuzo está de pie, inmóvil, frente a un joven árbol de limón.
MARÍA: ¡Uf, buenos días, Abuelo! Perdona que llegue tarde. Vengo corriendo de mi clase de spinning. ¡Fue durísima! Siento las piernas ardiendo, pero mi cabeza... (se toca la sien) sigue llena de ruido, pensando en todas las reuniones de hoy.
ABUELO BIPUZO: (Sin girarse, con voz serena) Buenos días, pequeña. Te esforzaste mucho. Has ejercitado tu cuerpo con gran intensidad.
MARÍA: Sí, pero es frustrante. Hago ejercicio para sentirme bien, para tener más energía, pero me siento fuerte y agotada a la vez. Mi cuerpo está aquí, pero mi mente sigue en la oficina.
ABUELO BIPUZO: (Sonríe levemente y se gira hacia ella. Señala la huerta) María, mira la huerta. ¿Qué ves?
MARÍA: Pues... veo tomates, lechugas, el limonero. Todo creciendo.
ABUELO BIPUZO: Exacto. Creciendo. ¿Y cómo crece este limonero? ¿Acaso le da el sol solo a las hojas, pero se olvida de las raíces? ¿O absorbe agua un día, pero "deja para mañana" el trabajo de la fotosíntesis?
MARÍA: (Frunciendo el ceño) No... claro que no. Lo hace todo a la vez. Absorbe nutrientes de la tierra, recibe el sol, bebe el agua... todo funciona junto.
ABUELO BIPUZO: (Asiente lentamente) Todo funciona en convergencia. El árbol no se "fragmenta". No entrena sus raíces un lunes y sus hojas un martes. Cada instante de su existencia es una sinergia perfecta de tierra, aire, agua y sol. Así es como optimiza su vitalidad.
MARÍA: ... ¿Y mi clase de spinning?
ABUELO BIPUZO: Fue un gran ejercicio para tu cuerpo. Pero ¿dónde estaba tu mente mientras pedaleabas?
MARÍA: (Suspira) En la primera reunión. En el informe que no terminé. En lo que tengo que comprar para cenar...
ABUELO BIPUZO: Entrenaste tus piernas, pero dejaste tu mente corriendo sola, tus emociones tensas por el ruido y tu energía... (hace un gesto de dispersión) fugándose en mil direcciones. Entrenaste por partes.
MARÍA: ¡Pero es imposible parar la cabeza, Abuelo!
ABUELO BIPUZO: No se trata de pararla. Se trata de integrarla. El pilar de Ejercitar no es solo mover músculos. Es una oportunidad para unificar.
(El Abuelo se pone en una postura sencilla, similar a la de Zhan Zhuang o una postura de fuerza interna, con las rodillas ligeramente flexionadas y los brazos como si abrazaran un árbol).
ABUELO BIPUZO: Prueba esto conmigo. Solo un momento. Siente tus pies firmes en la tierra. (Cuerpo)
(María, curiosa, imita la postura)
ABUELO BIPUZO: Ahora, respira profundo y, en lugar de luchar contra tus pensamientos, solo siéntelos, como nubes que pasan. Siente la calma de estar aquí, en la huerta. (Emoción)
(María cierra los ojos un instante y suelta el aire lentamente)
ABUELO BIPUZO: Mantén tu atención solo en tu postura y tu respiración. Si la mente se va, tráela de vuelta con amabilidad, aquí y ahora. (Mente)
(El Abuelo sonríe)
ABUELO BIPUZO: Y ahora, siente cómo, al estar todo conectado, una calidez empieza a crecer en tu centro y se distribuye por tus brazos y piernas. Esa es tu vitalidad. (Energía)
(María permanece en silencio unos segundos, en la postura. Su ceño se relaja).
MARÍA: Vaya... Es... es como una meditación, pero que requiere fuerza. Es todo a la vez.
ABUELO BIPUZO: Es un Ejercicio Convergente. Estás forjando un cuerpo inteligente, cultivando calma emocional, agudizando tu enfoque mental y optimizando tu energía vital. Todo en un mismo movimiento, en un mismo instante.
MARÍA: (Abriendo los ojos, con una nueva claridad) Reconectar con mi poder integral... Dejé de entrenar por partes.
ABUELO BIPUZO: (Le guiña un ojo) Exacto. Has dejado de ser una máquina de spinning y has empezado a ser un limonero. Ahora sí, ¿lista para empezar tu verdadero entrenamiento?